La revolución de la gracia

Experimente el poder de vivir más allá de la derrota

Contributors

By Joseph Prince

Formats and Prices

Price

$21.99

Price

$28.99 CAD

This item is a preorder. Your payment method will be charged immediately, and the product is expected to ship on or around October 27, 2015. This date is subject to change due to shipping delays beyond our control.

¡QUE COMIENCE LA REVOLUCIÓN!

¡Experimente una revolución que está barriendo el mundo!Es una revolución que está derribando los muros del legalismo y llevando a creyentes a una relación profunda e íntima con la persona de Jesús.Preciosas vidas están siendo transformadas, matrimonios están siendo restaurados, los enfermos están siendo sanados, y muchos están siendo libres de las ataduras del pecado.

En LA REVOLUCIÓN DE LA GRACIA, Joseph Prince, autor internacional de éxitos de ventas y una voz destacada en la proclamación del evangelio de la gracia, ofrece cinco poderosas claves que le ayudarán a experimentar de primera mano la revolución de la gracia en su propia vida y a vivir más allá de la derrota.

Vea cómo estas claves pueden funcionar fácilmente para usted a medida que lee inspiradoras historias de personas que experimentaron sorprendentes avances y transformaciones cuando tuvieron un encuentro con el Jesús real y oyeron el evangelio no adulterado. Cualquiera que sea su reto hoy, comience a alejarse de la derrota y a dar un salto inmenso hacia su victoria. ¡Que comience la revolución!

Excerpt

Comience a leer

Tabla de contenidos

Boletines

Derechos de autor Página

De conformidad con la Ley de Derecho de Autor de EE.UU. de 1976, la exploración, la carga y el intercambio electrónico de cualquier parte de este libro sin el permiso de la editorial constituyen la piratería ilegal y el robo de la propiedad intelectual de su autor. Si desea utilizar el material del libro (que no sea para fines de revisión), previa autorización por escrito debe ser obtenido a través de la editorial en permissions@hbgusa.com. Gracias por su apoyo a los derechos de autor que usted.




INTRODUCCIÓN

Una revolución de la gracia está barriendo el mundo entero en la actualidad. Es una revolución que está derribando los muros de la religión cristiana legalista y llevando a toda una nueva generación de creyentes a una relación profunda e íntima con la persona de Jesús. Como resultado, vidas preciosas están siendo transformadas, matrimonios están siendo restaurados, enfermos están siendo sanados, y muchos están siendo liberados de la atadura del legalismo. Esta libertad a su vez les ha dado la fortaleza y el poder para elevarse por encima de sus desafíos.

En este libro escuchará sus historias y descubrirá cómo un encuentro genuino con su hermoso Salvador lo cambió todo en sus vidas. Si usted está afrontando algunos desafíos en su propia vida, no tiene que llegar al final de este libro para encontrar la respuesta. Quiero que sepa desde un principio que Jesús es su solución. Él es su respuesta, su esperanza, su gozo, su paz y su seguridad. Cuando lo tiene a Él, lo tiene todo.

La revolución de la gracia se trata de llevar a Jesús de nuevo a la primera línea. Por demasiado tiempo la fe cristiana ha sido reducida a una lista de cosas que hacer y no hacer. Esa no es la razón por la que vino Jesús. No se trata de eso el cristianismo. Jesús no vino para señalar nuestras faltas. Ciertamente, muchos de nosotros sabemos cuáles son nuestras faltas, y si no, ¡nuestro cónyuge hace un trabajo bastante bueno con respecto a destacarlas para que las veamos!

Jesús vino para que pudiéramos tener vida, y tenerla en abundancia. Él vino para salvarnos, redimirnos y reconciliarnos con Dios para que "todo aquel que en él cree [Jesús], no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16). Aquí tenemos el evangelio, envuelto en la hermosa simplicidad llamada "gracia": vida eterna para nosotros pagada mediante el sacrificio manchado de sangre en el Calvario. La cruz es la obra maestra de Dios; es también su plan maestro para salvar a la humanidad de sí misma. Es un plan infalible sin páginas de complicadas advertencias que solamente un abogado con entrenamiento puede descodificar. La verdad es que pescadores sin educación formal, desventuradas prostitutas y los pobres podían todos ellos entenderlo a Él.

Una marea creciente de predicadores de la gracia en todo el mundo está predicando el evangelio no adulterado de Jesús. Un pastor que escucha mis mensajes regularmente se hizo cargo de una iglesia como su pastor principal cuando tenía una asistencia promedio de aproximadamente mil miembros. Él y su esposa comenzaron a predicar con fuerza sobre el evangelio de la gracia y a revelar el amor de Dios. Él compartió conmigo que en menos de seis meses, su congregación multiplicó por dos su tamaño, y ahora tienen más de dos mil personas asistiendo cada fin de semana, y rápidamente se están extendiendo a nuevos campus. ¿Por qué? ¡Porque el evangelio funciona! ¿Por qué deberíamos sorprendernos de que cuando Jesús es predicado y exaltado, vidas son tocadas, cambiadas y transformadas? ¡Vamos, esta es la revolución de la gracia!

La gracia no es un tema, y la revolución de la gracia no es un movimiento. La gracia es una persona, y su nombre es Jesús. La revolución de la gracia es una revelación explosiva que ocurre en el lugar interior y más íntimo de su corazón cuando tiene un encuentro con Jesús. No es una revolución externa, sino algo que es engendrado desde dentro hacia fuera.

Incluso cuando usted cae, cae hacia adelante. Y cuando cae, no queda destruido. La gracia imparte esperanza a quienes están sin ella, y ayuda a quienes están indefensos. Cuando usted está agotado, derribado, aplastado, exhausto, y al borde de abandonar, la gracia es la mano que le saca del fangoso pozo de la derrota. La gracia es la provisión que inunda cada lugar de necesidad. La gracia es la Persona que fue clavada a la cruz por su redención.

Mi querido lector, quiero darle las gracias por escoger este libro. Se publican miles de libros nuevos cada año, y la realidad de que usted y yo estemos manteniendo esta conversación no es una coincidencia. Esta es una cita divina. Es mi oración que este libro se abra camino hasta la persona correcta en el momento correcto. Puede que esté usted pasando por un grave desafío en su vida en este momento; las cosas pueden parecer sombrías y lúgubres. El informe que acaba de recibir puede que sea desalentador y decepcionante. Puede parecer que no hay manera de salir de la ciénaga en la que está metido.

La verdad es que no está usted al límite. Ahora es el momento de apoyar todo su peso sobre Jesús. Ahora es el momento de dejar de intentar salvarse a usted mismo y dejar que su Salvador le salve. Ahora es el momento de acercarse al amor de Él y permitirle que le transforme desde dentro hacia fuera.

¿Querrá dar una oportunidad a estas páginas? Creo que las verdades que se encuentran aquí le darán nuevas perspectivas que le desafiarán a vivir más allá de la derrota y experimentar victorias duraderas. Para ayudarle en este viaje, he identificado cinco claves prácticas y poderosas:

• Crecer en valentía y confianza

• Edificar un fundamento para victorias duraderas

• Valorar la persona de Jesús

• Hablar el lenguaje de la fe

• Recibir la abundante restauración de Él

A medida que tome tiempo para entender e interiorizar estos cinco principios bíblicos sencillos y a la vez muy eficaces, no tengo ninguna duda de que será muy alentado y fortalecido. Las verdades bíblicas compartidas en este libro no sólo le inspirarán a vivir más allá de la derrota, sino que también servirán como una poderosa guía paso por paso para fijar en lo profundo de su corazón un fundamento inconmovible, sólido como la roca e inamovible para obtener victorias duraderas.

De esto se trata la revolución de la gracia. Se trata de que su vida sea tocada, cambiada y transformada desde dentro hacia fuera. Se trata de vivir una vida victoriosa; una vida que gana; una vida que reina triunfante sobre la derrota, el fracaso y la frustración. Cuando usted tiene un encuentro con la persona de gracia y cuando el velo de la religión cristiana es quitado, no hay vuelta atrás. ¡Comenzará a alejarse de la derrota y dar un salto masivo hacia su victoria!




PARTE 1

CRECER EN VALENTÍA Y CONFIANZA




CAPÍTULO 1

QUE COMIENCE LA REVOLUCIÓN

La revolución de la gracia comienza con Jesús. No es un movimiento, una enseñanza o un tema a ser estudiado. Se trata de una persona. Lo que usted crea sobre esta persona marca toda la diferencia. Estoy seguro de que habrá oído acerca de Jesús y estará familiarizado con su nombre. Puede que incluso haya asistido a las clases de escuela dominical cuando era niño y haya oído todas las historias de la Biblia sobre Él. La pregunta es: ¿conoce usted a Jesús personalmente? ¿Es Él una figura histórica, un destacado rabino judío, o simplemente el hijo de un carpintero galileo? ¿Quién es Él para usted? ¿Es Él tan sólo otro maestro? ¿O es Él su Salvador?

En cualquier adversidad, desafío o circunstancia a la que pueda enfrentarse en este día, su respuesta se encuentra en la persona de Jesús. Hoy, una revolución de la gracia está barriendo el planeta, porque la persona de Jesús es valientemente predicada, proclamada y exaltada.

En cualquier adversidad, desafío o circunstancia a la que pueda enfrentarse en este día, su respuesta se encuentra en la persona de Jesús.

Estamos recibiendo un testimonio tras otro acerca de cómo han sido tocadas las vidas de personas y transformadas por la gracia de Dios. Muchos están encontrando libertad de sus enfermedades, adicciones y ataduras de mucho tiempo. Ellos comparten con alegría con nosotros cómo el Señor los liberó de modo sobrenatural de ataques de pánico, consumo de sustancias y décadas de depresión. Otros escriben rebosantes de gratitud, porque Dios ha restaurado su matrimonio y sus relaciones con sus hijos alejados, y ha sanado sus cuerpos cuando los médicos no les habían dado ninguna esperanza.

Me gustaría poder leer todas sus cartas, porque notará que hay un hilo común entrelazado en todas ellas. Un denominador común llevó a esas personas de la derrota a la victoria, de estar abatidos a tener victorias: todos ellos tuvieron un encuentro con Jesús. Todos captaron una revelación de su gracia.

El poder de un encuentro con Jesús

Dean, de Maryland, me escribió para compartir cómo su vida fue transformada por la bondad de Dios. Dijo: "Querido pastor Prince, me causa mucha emoción compartir con usted el cambio radical en mi vida que se produjo en el último año. He estado viendo su programa de televisión durante un año entero y he leído Destinados para reinar, Favor inmerecido, y acabo de terminar El poder de creer correctamente. Eso supone mil páginas de un solo mensaje: gracia. No sé cómo pude pasarlo por alto todos estos años. Su enseñanza sobre la gracia y la verdad ha sido tan revolucionaria para mí que quiero darle las gracias personalmente".

En las doce páginas que seguían, Dean compartió conmigo la historia de su vida y cómo el Señor le había transformado. Cuando descubrió a los doce años de edad que había sido adoptado, comenzó una batalla de toda la vida con sentimientos de rechazo, abandono, incapacidad y temor. Incluso pensó en el suicidio y comenzó a creer que no valía la pena vivir. En sus años de adolescencia comenzó a mezclarse con todas las personas equivocadas y desarrolló varias adicciones: "A los catorce años comencé a beber los fines de semana, a los quince, fumaba hierba, y consumía cocaína cuando tenía unos dieciséis. A los diecisiete, sin ninguna duda estaba atado a las adicciones y en descarada rebelión contra Dios y el hombre".

Conforme fue creciendo, más intensificó Dean la bebida y el consumo de drogas para apaciguar su dolor y confusión. Estaba en una espiral fuera de control y perdió todo respeto por las figuras de autoridad que había en su vida. Justamente antes de su dieciocho cumpleaños fue arrestado por conducir ebrio.

Para empeorar aún más las cosas, descubrió la meta (metanfetamina) después de casarse. Al relatar esa parte de su vida, compartió conmigo: "Hasta ese momento, no tenía idea alguna de su poder destructivo y demoníaco. Al principio era estupendo, ya que parecía llevarse todo mi dolor: la depresión, opresión, rechazo, incapacidades, soledad y temor. Incluso refrenaba la bebida. Desarrollé confianza y un sentimiento de tener el control completo. Pensé que había encontrado la cura, y no quería estar nunca sin ella. Así que continué tomando meta durante los siguientes nueve años y comencé a traficar con pequeñas cantidades para alimentar mi hábito. Me agarraron, tuve mi primera condena por delitos de drogas, e hice mi primer viaje a la rehabilitación en la cárcel durante 120 días". Después de su primer encarcelamiento, Dean siguió batallando para encontrar paz y respuestas, y pasó por muchos altibajos mientras entraba y salía de la cárcel.

El punto de inflexión para Dean se produjo solamente cuando comenzó a oír sobre la gracia de Dios. Entendió que "la gracia no se trataba de lo que yo merecía, sino que se trataba del amor del Señor y el favor no ganado e inmerecido que Él da gratuitamente sin demandar nada". Esta revelación simplemente le dejó asombrado, en especial porque estaba lleno de culpabilidad por el daño que había hecho a todas las personas en su vida. Fue la luz que brilló en su oscuridad y el comienzo de su liberación. En palabras sencillas, la revolución en su vida comenzó con una revelación de la increíble gracia de Dios.

Su punto de inflexión se produce cuando usted comienza a oír sobre la gracia de Dios.

Lo que creer sencillamente en la gracia de Dios puede hacer

Dean siguió compartiendo conmigo:

Días después de esta revelación, se produjo otro punto de inflexión. Había tenido encendido mi televisor en un canal cristiano. Estaban poniendo su programa, y usted comenzó a hablar sobre el "reposo". Cuando oí esa palabra, reposo, captó mi atención. Usted hablaba de Hebreos 4, y cuando habló sobre reposo, me levanté y fui a mi Biblia en mi computadora y comencé a estudiar el pasaje. Rápidamente descubrí que la palabra reposo utilizada en Hebreos 4 era un sustantivo, y que al entrar en este lugar de reposo, nunca más tengo que abandonarlo. Sin duda, vi que la única manera de entrar en ese lugar era creer simplemente lo que Dios estaba diciendo sobre la gracia.

Mi problema era que yo no podía creer simplemente, o realmente aceptar a Dios según su palabra. Yo creía que era su hijo y que tenía perdón de pecados, pero también había llegado a creer que tenía que llevar mi propio castigo por los repetidos fracasos en mi vida.

Me sumergí en la Palabra, y en los días y meses siguientes mi vida comenzó a cambiar. Comencé a ver en las Escrituras la simplicidad del evangelio de Cristo, y la revelación de la gracia de Dios comenzó a transformarme desde dentro hacia fuera. Me arrepentí cambiando mi modo de pensar, y eso comenzó a cambiar lo que había estado creyendo. Mis emociones y mi conducta comenzaron a cambiar sin esfuerzo. No tenía que intentar sentirme bien o actuar bien; sencillamente lo hacía, y lo sigo haciendo. Y aunque sigo teniendo mis momentos, cada vez son menos y más alejados entre sí.

Entendí que lo único que tenía que hacer era enfocarme en la obra terminada de Jesús en la cruz y mantener mis ojos y mis oídos abiertos a su evangelio, las buenas nuevas de la gracia. Estaba viendo cosas que nunca antes había visto en la Palabra y entendiendo lo que significa la gracia y cómo esta verdad nos hace libres. Comencé a entender que la gracia es favor inmerecido, y que no había nada que yo pudiera hacer jamás para ganarme o volver a ganarme este favor inmerecido en mi vida, independientemente de mis pecados o esfuerzos para enderezar las cosas. Comencé a entender que soy muy favorecido y aceptado en la amada familia del Señor.

Para resumirlo todo, diré lo siguiente: cuando era un muchacho, creía en Jesús como mi Salvador. Conocía muchas de las historias en la Biblia. Asistía a la iglesia, pero viví la vida con una mentalidad de esclavo y huérfano durante más de treinta años porque no podía entender o creer la verdad completa de la gracia de Dios; esta gracia, que es poder de Dios para salvación, esta gracia que es la luz que brilla en la oscuridad.

Podía aceptar que yo era su hijo para siempre y que iría al cielo, pero debido a mis repetidos fracasos, creía que nunca tendría amor, favor y aceptación en esta vida. Creía que tenía que sufrir por mis errores. Finalmente, creí que tenía que cargar con mis fracasos todo el tiempo hasta llegar al cielo, dando como resultado mucho dolor y daño que casi me aplastó hasta morir.

Al escribir esto, he sido liberado del alcohol y el consumo de drogas por más de dos años, y he sido libre de la dependencia a los medicamentos por más de un año. La mayor parte de mi vida aborrecía irme a la cama porque no dejaba de dar vueltas atormentado al pensar acerca de todos mis fracasos y debilidades. Aborrecía despertarme porque sabía que todo volvería a comenzar otra vez. En el último año, todo eso ha cambiado. Me voy a la cama sin tener pensamientos de mi pasado. No puedo esperar a despertarme cada mañana para esperar más de su gracia. La culpabilidad, vergüenza, el peso demoledor de la condenación, y la depresión siempre al acecho debido al temor, el fracaso y el castigo, han desaparecido como la oscuridad a la luz del sol que sale.

¡Qué historia tan revolucionaria de transformación y victoria! Gracias, Dean, por tener la valentía de compartir su historia. Me siento verdaderamente conmovido y honrado por haber sido una parte de su viaje hacia la recuperación señalándole a la persona de Jesús.

Mi querido lector, quiero alentarle a creer que también usted puede experimentar la libertad que Jesús produce. Dean experimentó victoria sobre cada derrota en su vida, y usted también puede hacerlo. Cualquier cosa que le esté derribando, ya sean frecuentes arrebatos de depresión, duda de usted mismo o temor, hay una Persona que tiene el poder de darle la vuelta a todo para bien de usted. Su nombre es Jesús.

Vea victorias debido a lo que Jesús hizo

Al emprender este viaje para entender la gracia de Dios, es esencial que entienda la diferencia entre el viejo pacto de la ley y el nuevo pacto de la gracia. Para ayudarle a acelerar su comprensión de la ley y la gracia, quiero compartir con usted uno de mis pasajes favoritos de la Escritura. He predicado este versículo por todo el mundo, desde la conferencia Hillsong en Sídney, Australia, hasta la iglesia Lakewood en Houston, Texas.

Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

—Juan 1:17

La ley fue dada mediante un siervo. La gracia y la verdad vinieron mediante el Hijo. La ley habla de lo que el hombre debiera ser. La gracia revela quién es Dios. En el primer milagro de Moisés, él transformó el agua en sangre, dando como resultado muerte. En el primer milagro de la gracia, Jesús transformó el agua en vino, dando como resultado vida y celebración. La letra mata, pero el Espíritu da vida (véase 2 Corintios 3:6).

Bajo la ley, Dios demanda justicia del hombre en bancarrota por el pecado; pero bajo la gracia, Dios proporciona justicia como un regalo. Ahora, ¿bajo qué pacto le gustaría estar? ¡La respuesta es obvia!

Bajo la gracia, Dios proporciona justicia como un regalo.

La verdad es que por medio de la cruz en el Calvario, todo aquel que cree en Jesús y lo reconoce como su Señor y Salvador está bajo el nuevo pacto de la gracia. Sin embargo, hoy día muchos creyentes siguen viviendo en confusión, y mezclan ley y gracia al aferrarse a algunos aspectos de la ley y algunos aspectos de la gracia en su caminar cristiano. Jesús dijo que no se puede poner vino nuevo en odres viejos. El vino nuevo fermentará y romperá los odres, y se perderán ambos (véase Mateo 9:17). De la misma manera, no se puede poner el vino nuevo de la gracia en el odre viejo de la ley. Uno cancelará al otro (véase Romanos 11:6).

Bajo la ley, Dios dijo que no tendrá por inocente al malvado, y que visitará la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación (véase Éxodo 34:7). Pero bajo la gracia, Dios dice: "Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades" (Hebreos 8:12).

¡Ha habido un cambio! ¿Puede ver con absoluta claridad de alta definición que ha habido un cambio radical, y que todo se debe a Jesús?

Sin embargo, hay muchos que siguen predicando la ley. Siguen predicando que si usted obedece a Dios, Dios le bendecirá; si desobedece a Dios, Él le maldecirá.

Ahora bien, eso suena correcto, pero es una enseñanza peligrosa porque anula la obra terminada de Jesús. La ley está orientada al hombre y dice: "No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen… No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano" (Éxodo 20:3–4, 7, énfasis del autor). La gracia está orientada a Dios, y dice: "Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo… seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades" (Hebreos 8:10, 12, énfasis del autor).

La ley está centrada en el hombre mientras que la gracia está centrada en Jesús. La ley se enfoca en lo que usted debe lograr; la gracia se enfoca enteramente en lo que Jesús ha logrado. Bajo la ley, usted está descalificado por su desobediencia; bajo la gracia, está calificado por la obediencia de Jesús. Bajo la ley, usted es hecho justo cuando hace lo correcto; bajo la gracia es hecho justo cuando cree correctamente. Eche un vistazo a la siguiente tabla, que enumera las diferencias clave entre ley y gracia.

Bajo la ley, usted es hecho justo cuando hace lo correcto; bajo la gracia es hecho justo cuando cree correctamente.

LEY GRACIA
Dada de modo impersonal mediante Moisés, un siervo de Dios. Vino personalmente mediante Jesús, Hijo de Dios.
Revela lo que el hombre debiera ser. Revela quién es Dios.
Resulta en milagros de muerte. Resulta en milagros de vida.
La letra de la ley mata. El Espíritu de gracia da vida.
Demanda justicia del hombre en bancarrota por el pecado. Proporciona justicia como un regalo para el hombre.
Odre viejo y rígido. Vino nuevo y embriagador.
Pecados recordados y castigados por Dios. Pecados perdonados y no recordados más por Dios.
Da bendiciones y maldiciones. Da solamente bendiciones.
Centrada en el hombre: lo que usted debe hacer por Dios. Centrada en Dios/Jesús: lo que Dios hará por usted/lo que Jesús ha hecho por usted.
Está descalificado por su desobediencia. Está calificado por la obediencia de Jesús.
Es justificado por sus obras. Es justificado por la fe.

Las diferencias clave entre ley y gracia.

Amado, ¿no se alegra de que el Señor Jesús viniera y muriera por sus pecados en la cruz para que ahora pueda usted situarse bajo la gracia de Dios y experimentar las victorias que necesita?

El Rey descendió

Cuando Jesús predicó el Sermón del Monte, dijo: "ama a tus enemigos" (véase Mateo 5:44). Hoy en día tenemos problemas para amar a nuestro prójimo, y mucho más a nuestros enemigos. Jesús también dijo: "si tu ojo derecho te ofende, arráncalo, tíralo lejos de ti. Si tu mano te ofende, córtatela (véase Mateo 5:29–30). ¿Ha visto a alguien que esté batallando por la ley hacer eso? ¿Ha visto a alguna iglesia practicar eso? ¡Vamos, esa iglesia se parecería a una inmensa sala de amputaciones! Entonces, ¿qué estaba haciendo Jesús cuando dijo esas cosas?

Jesús estaba llevando la ley de regreso a su norma más pura, ya que los fariseos la habían hecho descender hasta donde era humanamente posible guardarla. Por ejemplo, Jesús dijo que si alguien mira a una mujer para codiciarla, ya ha cometido adulterio con ella (véase Mateo 5:28). Los fariseos pensaban que a menos que alguien cometiera adulterio físicamente, no había pecado. Mire, Jesús es un experto en utilizar la ley de Dios para llevar al hombre al límite de sí mismo de modo que pueda ver su necesidad del Salvador. Amigo mío, Él no quiso decir que usted se sacara un ojo o se cortara una mano (espero que no esté usted gritando: "pastor Prince, ¿por qué no escribió este libro antes?").

Los fariseos presumían de que guardaban la ley; de ahí que Jesús les demostrara lo que es verdaderamente necesario para ser justificados por la ley. Él les mostró que era imposible para el hombre ser justificado por la ley. Por ejemplo, en el momento en que usted se enoja con un hermano en su corazón, ¡ha cometido asesinato (véase Mateo 5:22)! Ahora, con una rápida mirada, basándonos en la interpretación definitiva e impecable de las leyes santas de Dios, ¿quién puede mantenerse en pie? ¡Nadie! Sin embargo, muchos siguen predicando la ley y queriendo que las personas estén bajo el antiguo pacto de la ley.

Sígame ahora, pues quiero que capte una hermosa imagen de la gracia de Dios. La buena noticia es que Jesús no se detuvo ahí. Él predicó el Sermón del Monte y después descendió. Hablando espiritualmente, si el Rey se hubiera quedado en el monte, no habría habido redención alguna para nosotros.

¿Está entendiendo esto? Si Jesús se hubiera quedado en lo alto en el cielo y hubiera decretado las santas normas de Dios desde allí, no habría habido ninguna esperanza y ninguna redención para nosotros. ¡Pero toda la gloria y la alabanza al Rey que decidió descender del cielo a esta tierra! Él descendió del monte. Descendió al sufrimiento, el clamor y la humanidad moribunda. Al pie del monte vemos que se encontró con un hombre que tenía lepra, una imagen de usted y yo antes de que fuéramos lavados por su sangre preciosa. Imagine: un pecador impuro, de pie delante del Rey de reyes. No había manera alguna de que las normas del Sermón del Monte pudieran haberle salvado. No había manera alguna de que las normas claras y perfectas de los santos mandamientos de Dios pudieran habernos salvado. El Rey sabía eso, y por esa razón descendió hasta donde nosotros estábamos.

Él descendió al sufrimiento, el clamor y la humanidad moribunda.

En aquella época, las personas con lepra eran consideradas inmundas, y dondequiera que iban tenían que gritar: "¡Inmundo! ¡Inmundo!" (véase Levítico 13:34) para que la gente supiera que tenía que salir corriendo en dirección contraria para no llegar a contaminarse por la enfermedad. No es necesario decir que quienes tenían lepra no eran bienvenidos en los lugares públicos; sin embargo, aquí el hombre estaba delante del Rey, diciendo: "Señor, si quieres, puedes limpiarme" (Mateo 8:2). Observemos que no dudó de que Jesús pudiera; dudó de que Jesús quisiera.

Sin un momento de vacilación, nuestro Señor Jesús se acercó y tocó al hombre afligido, diciendo: "Quiero; sé limpio". Y de inmediato fue limpiada su lepra (véase Mateo 8:3). Ahora observemos esto: bajo la ley, quienes tenían lepra, los inmundos, hacían que los limpios fuesen inmundos. Pero bajo la gracia, Jesús limpia al inmundo. Bajo la ley, el pecado es contagioso. Bajo la gracia, ¡la justicia y la bondad de Dios son contagiosas!

Genre:

On Sale
Oct 27, 2015
Page Count
384 pages
Publisher
FaithWords
ISBN-13
9781455537877

Joseph Prince

About the Author

Joseph Prince is a leading voice in proclaiming the gospel of grace around the world through his teaching resources and television ministry. He is the senior pastor of New Creation Church, a vibrant and fast-growing church in Singapore, which has a congregation of more than 30,000. He separately heads Joseph Prince Ministries, Inc, an international broadcast ministry that seeks to build, encourage and inspire people with the gospel of Jesus Christ. He is the author of five books including Grace Revolution, The Prayer of Protection, and the New York Times bestseller, The Power of Right Believing.

Learn more about this author