Piense a otro nivel

10 pensamientos poderosos para una vida exitosa y abundante

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By Joel Osteen

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Joel Osteen, autor de éxitos de ventas número uno y pastor de la Iglesia Lakewood, le invita a dejar de lado las defi ciencias del pasado y avanzar hacia un nuevo nivel de victoria y favor.

Muchos de nosotros hemos dejado que nuestras mentes lleguen a condicionarse pensando que hemos llegado a nuestros límites, que hemos cometido demasiados errores, y que nunca haremos nada grandioso. ¿Qué ha sucedido? En lugar de seguir adelante, nos adaptamos a nuestro entorno. En vez de sobrepasar nuestros límites, permitimos que una mala racha, o la manera como fuimos criados, viviendo inseguros, o lo que alguien hizo o no hizo, nos detenga.

La buena noticia es que las personas no determinan nuestro destino, Dios sí. Y Él ya ha tenido en cuenta cada detalle de nuestras vidas y los ha considerado en su plan. En su nuevo libro, Piense a otro nivel, Joel Osteen escribe que no fuimos creados para pasar por la vida agobiados por el pasado. Dios nos ha destinado a elevarnos más, a otro nivel. Cuando dejamos atrás las mentalidades negativas, de escasez y los límites que otros nos han impuesto, experimentaremos la vida victoriosa, el favor y la abundancia que se nos han otorgado desde el principio.


Joel Osteen, #1 bestselling author and pastor of Lakewood Church, invites you to set aside the shortcomings of the past and step into a new level of victory and favor.

Many of us have let our minds become conditioned to thinking we’ve reached our limits, we’ve made too many mistakes, we’ll never do anything great. What’s happened? Instead of moving forward, we’ve adapted to our environment. Instead of pushing beyond our bounds, we’ve allowed a bad break, how we were raised, living with insecurity, or what someone did or didn’t do to hold us back.

The good news is that people don’t determine our destiny—God does. And He has already taken into account every detail of our lives and factored them all into His plan. In his new book, Next Level Thinking, Joel Osteen writes that we weren’t created to go through life weighed down by the past. God has destined us to rise higher—to the next level. When we leave behind the negative mind-sets, the scarcity mentality, and the limits others have put on us, we’ll experience the life of victory, favor, and abundance that was meant for us all along.

Excerpt

CAPÍTULO UNO

Sea un rompedor de barreras

Muy a menudo dejamos que nuestro entorno, el modo en que fuimos criados, y las expectativas de otras personas establezcan los límites en nuestra vida. Nos adaptamos a lo que nos rodea. Si usted toma una semilla de roble y la planta en un tiesto de dos pies (60 centímetros), ese roble nunca llegará a ser como debiera si lo deja en el tiesto, no porque pase nada con la semilla, sino por el entorno en el que está. Es muy fácil adaptarse, seguir a la multitud, ser como todos los demás. Pero Dios no le creó para ser alguien promedio. Él le creó para destacar, para ir más allá de la norma, para dejar su huella en esta generación. Usted tiene semillas de grandeza en su interior. Se supone que debe ir más lejos que las personas que le criaron. Se supone que debe vivir mejor, tener más éxito y establecer un nuevo estándar. Quizá esté en un entorno en el que las personas tienen adicciones, una baja autoestima, depresión y pobreza. Usted no puede detener eso, pero esta es la clave: no deje que eso se convierta en algo normal en su mente. Si acepta eso como quien es usted, le impedirá llegar a su destino.

Las Escrituras hablan de que estamos en el mundo, pero no somos de este mundo. Puede que usted esté en un entorno limitado, pero no tiene que ser parte de ese entorno. No deje que ese ambiente entre en usted. Si ve dificultades, carencias y pobreza durante mucho tiempo, su mente puede que se condicione a pensar: Esto es quien yo soy. Siempre tendré dificultades. Nunca tendré suficiente. No, es ahí donde usted está, pero eso no es usted. Puede que eso sea lo normal, pero la buena noticia es que usted es un rompedor de barreras. Usted tiene el poder, el favor, el talento y la capacidad de salir y avanzar. Dios sopló aliento de vida en usted, y Él le llama a ser cabeza y no cola. No deje que su mente se vea condicionada por la mediocridad. No deje que eso cambie quién es usted realmente.

A veces la gente intentará ponernos en un molde. Nos dirán cosas como: “No puedes empezar ese negocio. No tienes los recursos. Nunca conseguirás un lugar bonito para vivir, nunca te pondrás bien, nunca conocerás a la persona indicada”. Como el pensamiento de ellos está limitado, intentan poner sus límites sobre usted. Usted tiene que ponerse firme y decir: “Me niego a ser mediocre porque la gente que me rodea sea mediocre. Me niego a ser adicto, a estar deprimido y a tener bajas expectativas. Sé que soy un rompedor de barreras. Voy a establecer un nuevo estándar”.

Comienza en su pensamiento. Nada cambiará hasta que decida que no aceptará la mediocridad. ¿Por qué no se deshace de sus limitaciones? Usted tiene mucho potencial. Salga de ese molde e intente algo nuevo. Al enemigo le encantaría impedir que ese potencial saliera alguna vez. Él usará las malas rachas, los comentarios negativos, las personas y las circunstancias para intentar impedir que usted crea en sí mismo, que crea que puede subir a otro nivel. Muchas personas han dejado que su mente llegue a condicionarse pensando que han llegado a su límite, que son promedio, que han permitido demasiados errores, que nunca harán nada grandioso. ¿Qué ha ocurrido? En lugar de seguir adelante, se han adaptado a su entorno.

Nada cambiará hasta que decida que no aceptará la mediocridad.

Quite las limitaciones

Vi un estudio que se hizo con pulgas. Los investigadores pusieron pulgas en un recipiente y después les pusieron una tapa encima. Las pulgas inmediatamente intentaban saltar, pero se chocaban con la tapa una y otra vez. En poco tiempo se dieron cuenta de que estaban atrapadas. Al cabo de un tiempo los investigadores quitaron la tapa, pero, para su sorpresa, las pulgas ya no intentaban saltar. Se habían chocado con esa tapa tantas veces que se habían condicionado a pensar que no podían salir. Aunque ya no estaba la tapa, ni siquiera lo intentaban.

A veces, igual que esas pulgas, por el entorno en el que estamos, las veces que lo hemos intentado y hemos fallado, y lo que la gente nos ha dicho, hemos sido condicionados a pensar: No puedo hacer nada grande. Nunca conseguiré mi sueño. Nunca volveré a estar en forma. Puede que no haya sucedido en el pasado, quizá lo ha intentado y se ha chocado con esa tapa unas cuantas veces, pero ¿puedo decirle que la tapa la están quitando? Es momento de volver a intentarlo. Usted no fue creado para vivir contenido, para estancarse. Reacondicione su mente.

Eso es lo que le pasó a un amigo mío. Tuvo un comienzo muy duro en la vida. Se crió en una vivienda subvencionada, era muy pobre y casi no tuvo guía alguna. Su padre no estuvo en su vida, y su madre tuvo sus propias luchas. Debido a esta pobre situación en el hogar, el estado lo etiquetó como “niño en riesgo”. Desde que era pequeño, ese término se había repetido una y otra vez en su mente y había quedado arraigado en su pensamiento: No hay futuro para mí. Soy un niño en riesgo. Siguió yendo cuesta abajo, metiéndose en problemas, haciendo lo que todos los demás hacían. Todos a su alrededor estaban derrotados, deprimidos y eran adictos. Él encajaba ahí. Se adaptó a su entorno. Él creía que estaba en riesgo, y se puso en riesgo. Su vida irá en pos de sus pensamientos. Si usted cree que ha llegado a su límite, así será. Si cree que nunca se pondrá bien, así será. Como su mente se ha visto condicionada por las limitaciones, le impedirá alcanzar su máximo potencial.

Tiene que ser valiente y deshacerse de los pensamientos que le están reteniendo. Quizá no vea cómo puede hacerlo en su propia capacidad, pero no está solo. Tiene la fuerza más poderosa del universo soplando en su dirección. Dios le creó para que llegara más alto, para romper barreras del pasado, para vencer malos hábitos, y para ser libre de las maldiciones generacionales. Quizá la gente le ha etiquetado como en riesgo, promedio, inferior, pero Dios le etiqueta como capaz, equipado, ungido, creativo, obra de arte. La buena noticia es que la gente no determina su destino; es Dios quien lo hace. Lo que ellos digan de usted, el entorno donde se encuentra ahora, y la manera como fue criado no pueden impedir que logre su propósito. Dios ya ha tenido en cuenta cada detalle de su vida, cada mala racha, cada comentario negativo, cómo fue criado, lo que alguien le hizo o no le hizo. Él ha considerado todo eso en su plan. Si se mantiene creyendo, en vez de que todo eso lo detenga, le lanzará hacia adelante. Dios sabe cómo tomar lo que tenía intención de herirle y usarlo para su bien.

Un día, este joven se metió en problemas en la escuela y lo enviaron a la terapeuta escolar. Ella intentó razonar con él, pero él no escuchaba. Sin embargo, ella no se rindió. Siguió intentándolo una y otra vez, hasta que finalmente él le dijo: “¿Por qué se molesta conmigo? Nunca haré nada grande. Toda mi vida me han dicho que soy un niño en riesgo”. Ella lo miró a los ojos y dijo: “Escúchame: tú no eres un niño en riesgo, eres un niño con posibilidades”. Cuando él oyó eso, algo se encendió en su interior. Se sentó en su silla erguido y le preguntó: “¿A qué se refiere con lo de ‘posibilidades’?”. Ella respondió: “Estás lleno de potencial. Eres inteligente, tienes talento. Puedes lograr lo que te propongas”. Toda su vida él había oído justamente lo contrario. Su mente estaba condicionada a pensar: Nunca saldrás de la casa subvencionada. Nunca tendrás éxito. Ese día se rompió una fortaleza en su pensamiento. Él reacondicionó su mente.

“Escúchame: tú no eres un niño en riesgo, eres un niño con posibilidades”.

En la actualidad, este joven posee su propia empresa y es muy exitoso. Además, visita escuelas y da charlas a otros estudiantes a quienes se les considera en riesgo. Les dice lo que le dijo a él aquella terapeuta: “Ustedes no son personas en riesgo, sino personas con posibilidades”. Pero, como ocurrió con mi amigo, las personas que le rodean quizá aceptan la mediocridad. Quizá no les importe ser del montón, tener metas pequeñas, trabajar en un “buen” empleo. Al contrario, no deje que ese espíritu le contagie. Usted no nació para eso. Usted es la excepción. Usted es un rompedor de barreras. No está limitado por su educación, por la manera que fue criado, o por su situación actual. Dios lo ha destinado a elevarse más alto. Él lo ha destinado a ir a otro nivel.

Conviértase en un rompedor de barreras

Eso fue lo que ocurrió con mi padre. Se crió en una familia muy pobre en un campo de algodón en Paris, Texas, durante la Gran Depresión. En la época de Navidad, su familia era la única que recibía la cesta de Navidad que entregaban a la familia más pobre de la escuela. Nunca le permitieron beberse un vaso lleno de leche, porque no se lo podían permitir. Solo podían beber un cuarto de vaso, y le ponían agua para que les durase más. Pero cuando tenía diecisiete años, mi padre fue el primero de la familia en entregar su vida a Cristo, y también tomó otra gran decisión sobre su futuro. Me dijo: “Joel, aquel día decidí que mis hijos nunca se criarían en la pobreza y la carencia como yo me crié”. Cambió su mentalidad. Quienes lo rodeaban eran buenas personas, pero estaban limitadas. Sus mentes se habían condicionado para aceptar no tener suficiente, luchar siempre y no llegar. El problema es que si usted acepta eso como su modo de vida, no hará nada al respecto. Es fácil acomodarse a la mediocridad y simplemente adaptarse a su entorno.

Pero cuando era un adolescente, mi padre sintió que algo se le removía por dentro. Eran esas semillas de grandeza. Todas las circunstancias en su vida decían que él estaba estancado; tendría que quedarse en la granja y recoger algodón el resto de su vida. Pero en lugar de adaptarse a ese entorno, su actitud fue: “Esto no es mi destino. Puedo superar esto. Me niego a vivir mediocre, llevar ropa usada, recibir la cesta de Navidad. Sé que yo tengo semillas de grandeza. Tengo potencial, tengo creatividad. El Dios Altísimo sopló aliento de vida en mí”. Siendo adolescente, salió de la granja. Tuvo que hacer autoestop para lograrlo, pero se fue y comenzó a ministrar en las cárceles, en casas de ancianos y en escuelas, marcando la diferencia allí donde iba. Rompió la maldición de la pobreza en nuestra familia y nos llevó a un nuevo nivel. Fue un rompedor de barreras. Él sabía que estaba hecho para algo más.

En vez de encajar en su entorno y ser como todos los demás, ¿por qué no comienza a verse a usted mismo como un rompedor de barreras, como la excepción? Usted está hecho para destacar, para subir más alto. Quizá todos en su familia están deprimidos salvo usted. Usted sobresalió, está feliz, lleno de gozo. Todos son adictos menos usted. Es libre. Está limpio. Está ayudando a otros. Todos tienen problemas, no pueden llegar a fin de mes y no pueden prosperar salvo usted. Usted está bendecido. Las buenas rachas le persiguen, las oportunidades le buscan. Sus dones y talentos están saliendo a la luz en mayores medidas. ¿A qué se debe eso? Usted es la excepción. No es usted arrogante, no piensa que es mejor que los demás, pero tiene una confianza tranquila, sabiendo que fue creado para más.

¿Está usted aceptando cosas que son menos que lo mejor de Dios?

Si mi padre hubiera aceptado que la pobreza y una educación limitada eran su suerte en la vida, yo no estaría donde estoy hoy. ¿Está usted aceptando cosas que son menos que lo mejor de Dios? ¿Se ha adaptado a un entorno limitado? Usted tiene grandes sueños en su corazón. Sabe que hay una nueva empresa en usted, una posición de gerencia, un libro, una casa mejor, pero le va igual de bien que a sus amigos. Ha llegado igual de lejos que su familia lo hizo en el pasado. No, no se conforme con eso. Rompa ese molde. Nada será más triste que llegar al final de la vida y darnos cuenta de lo que podríamos haber llegado a ser si hubiéramos vivido con una mentalidad de posibilidades en lugar de una mentalidad de estar en riesgo.

Deshágase de las excusas

Un par de años antes de que mi padre partiera con el Señor, condujimos hasta su ciudad natal. Papá quería recordar y enseñarme dónde se había criado. Fuimos a la tierra donde solía estar su granja. La casa ya no estaba allí, pero encontramos el pozo, y me enseñó dónde solía recoger algodón, y dónde iba a la escuela. Antes de salir de la ciudad, condujimos por los alrededores para ver si encontrábamos a alguno de sus amigos. Llegamos a una casa muy deteriorada que no parecía incluso habitable. En realidad, era prácticamente una cabaña. Ahí estaba este anciano sentado en el porche, sin camiseta, matando el tiempo. Mi padre se acercó y dijo: “Soy John Osteen. ¿Es usted fulanito de tal?”. Sí, era su amigo. No se habían visto desde hacía más de sesenta años. Este hombre nos invitó a entrar, y el lugar estaba muy destartalado. Había cubos en el piso para recoger el agua de las goteras que caían del techo, y las ventanas rotas tenían cartones. Después dimos una vuelta y encontramos a varios amigos más de papá. Estaban todos en la misma situación: pobreza extrema, derrota, mediocridad.

Eran buenas personas, pero me sorprendió lo poco que habían logrado en sus vidas. Habían cometido el error de aceptar las limitaciones en las que nacieron y después adaptarse a su entorno. Un hombre me contó que había trabajado un poco aquí y un poco allá, trabajando en los puertos pesqueros y en otros trabajos extraños, apenas sobreviviendo al paso de los años. Otro hombre había dejado su trabajo veintiocho años antes y dijo que no fue capaz de encontrar otro empleo, así que vivió de la limosna, sin metas, sin sueños, sin recursos. Ahora estaban en el final de sus días, sin haber desarrollado nunca su potencial.

Ese día tuvo un gran impacto en mí. Pensé en que mi padre se había criado en un entorno igual. Él salió del mismo molde, de la misma Depresión, de la misma pobreza, de la misma escuela, pero papá quiso ir a impactar el mundo y pastoreó grandes iglesias. Marcó la diferencia con su vida. Vi de primera mano lo que habría sucedido si mi padre hubiera aceptado la vida de derrota en la que nació. Si él no se hubiera parado firme y no hubiera dicho: “Quizá haya nacido en la mediocridad, pero no me quedaré aquí”, si no hubiera reacondicionado su mente, habría estado sentado allí mismo con el resto de aquellos hombres.

No pase por esta vida sin alcanzar su destino. Usted no fue creado para quedarse estancado, para conformarse y permanecer en el mismo lugar año tras año. Usted fue creado para mejorar. Hay potencial en usted ahora mismo que está esperando salir. Usted tiene dones que harán que se abran nuevas puertas, talento que le dará nuevas oportunidades. Deshágase de las bajas expectativas. Deje de poner excusas para asentarse donde está. Quizá esté en un entorno limitado que incluya disfunción, adicciones y depresión. La buena noticia es que no tiene que quedarse ahí. Ese no es su destino. Alguien quizá le haya etiquetado como “en riesgo”, pero el Creador del universo le etiqueta como “con posibilidades”. Usted ha llegado tan lejos como su familia y amigos, y eso es bueno, pero no se quede ahí. Usted es la excepción. Debe llegar más lejos. Atrévase a dar algunos pasos de fe. La vida se pasa volando. No tiene diez años para esperar. Las probabilidades puede que estén en su contra, pero el Dios Altísimo está de su lado. Su favor sobre su vida le hará ir donde no podría ir usted solo. Si va a ser un rompedor de barreras, tiene que deshacerse de las excusas.

Si va a ser un rompedor de barreras, tiene que deshacerse de las excusas.

Desafíe las probabilidades

Leí acerca de un muchacho de ocho años que se crió en Kansas a comienzos de la primera década del siglo XX. Durante el invierno, él y su hermano iban a la escuela temprano para encender el horno de leña en la gran estufa curvada del salón de clase para que estuviera cálida cuando llegaran los demás estudiantes. Pero un día alguien puso gasolina por accidente en el contenedor de keroseno que usaba para prender la madera. A la mañana siguiente, cuando encendió la cerilla hubo una gran explosión. Su hermano murió al instante. La maestra llegó corriendo y encontró a este niño pequeño inconsciente, con la mitad de la parte inferior de su cuerpo quemada del todo. Ella lo sacó del fuego pensando que estaba muerto, pero de algún modo consiguió sobrevivir. Había perdido toda la carne de sus rodillas y espinillas y todos los dedos de su pie izquierdo. A su madre le dijeron que si lograba sobrevivir se quedaría paralítico, no volvería a caminar nunca, y los médicos le recomendaron la amputación de sus piernas. Pero este niño era un luchador. Contra todo pronóstico, sobrevivió. Decidió en su mente que no solo iba a caminar de nuevo, sino que les decía a todos que un día volvería a correr. Su versículo favorito se encontraba en Isaías 40:31: “pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (RVR1960). Como un niño de ocho años, tenía un espíritu de fe. Creyó que podría desafiar las probabilidades.

Meses después lo enviaron a casa del hospital sin poder mover sus piernas. Los doctores aconsejaron a sus padres que le dieran masajes en las piernas para estirar sus músculos e intentar restaurar algo de flexibilidad en sus miembros inferiores, lo cual era extremadamente doloroso por el tejido de las cicatrices. Cada día su madre le sacaba en la silla de ruedas para que tomara el sol. Una tarde, cuando ella no estaba mirando, él se agarró a la valla y se puso de pie. Poste a poste, comenzó a tirar de sí mismo. Lo hizo cada día, enseñándose a sí mismo a volver a caminar. No tenían terapia física a la que él pudiera ir; él fue su propio fisioterapeuta. Dos años después del accidente, se levantó por primera vez. No mucho después no solo caminaba, sino que empezó a correr y llegó a ser extremadamente rápido. En la universidad, en el equipo de atletismo ganó tantas medallas que fue conocido como el Aviador de Kansas. En 1934, Glenn Cunninghan, el joven al que habían dicho que nunca volvería a caminar, batió el récord del mundo de la milla.

Si quiere ser un rompedor de barreras, tiene que deshacerse de las excusas. Deje de pensar en lo que no consiguió, en lo que no puede hacer, en las pocas probabilidades que tiene. Usted y Dios son mayoría. Tiene lo que necesita. Usted es un rompedor de barreras. Puede desafiar las probabilidades. Usted puede vencer el cáncer, puede romper la adicción, puede comenzar esa nueva empresa. Puede llegar más lejos de lo que los expertos le han dicho. Como le pasó a Glenn, usted tiene que reacondicionar su mente. En vez de quedarse con todas las cosas negativas que la gente ha dicho acerca de usted, quédese con lo que Dios dice de usted: “Correré y no me cansaré”. En lugar de “No puedes romper esa adicción”, diga: “Todo lo puedo en Cristo. A quien el Hijo liberta es verdaderamente libre”. En vez de “Ya has llegado a tu límite. Esto de hoy no es para ti”, declare que “el camino del justo es cada vez más brillante. Los planes de Dios para mí son buenos y no malos, para darme un futuro y una esperanza”. Nada ocurrirá hasta que no cambie de mentalidad. Glenn podía haberse quedado en la cama pensando: Vaya, esto es muy duro. Perdí mis piernas. Nunca podré hacer nada significativo. Pero si lo hubiera hecho, hoy no estaríamos hablando de él.

En vez de quedarse con todas las cosas negativas que la gente ha dicho acerca de usted, quédese con lo que Dios dice de usted.

Genre:

On Sale
Oct 2, 2018
Page Count
224 pages
Publisher
FaithWords
ISBN-13
9781546010227

Joel Osteen

About the Author

JOEL OSTEEN is a New York Times bestselling author and the senior pastor of Lakewood Church in Houston, Texas. Millions connect daily with his inspirational messages through television, podcasts, Joel Osteen Radio on Sirius XM, and global digital platforms. To learn more, visit his website at JoelOsteen.com.

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