No se afane por nada

El arte de relegar las preocupaciones y descansar en Dios

Contributors

By Joyce Meyer

Formats and Prices

Price

$13.99

Price

$18.99 CAD

This item is a preorder. Your payment method will be charged immediately, and the product is expected to ship on or around January 7, 2020. This date is subject to change due to shipping delays beyond our control.

Las pruebas, las tribulaciones y los tiempos dificultosos son parte de la vida de este mundo. No obstante, Dios nos ha provisto una manera de disfrutar la paz como parte de la vida diaria. Podemos escoger entre permitir que las preocupaciones y el afán nos carguen o vivir en la paz y el disfrute que el Padre deseó para nosotros.

En No se afane por nada, la autora de éxito de ventas, Joyce Meyer, nos enseña cómo recurrir a la paz de Dios en medio de las circunstancias negativas, en vez de responder con inquietud, temor y aprensión. Ella revela la naturaleza de la paz que Jesús describe en Juan 14:27, una paz que no es nada parecida a la que el mundo conoce, y cómo ésta puede llenar todas las áreas de su vida.

Joyce Meyer explica por qué deberíamos y cómo podemos:

  • Cambiar el afán y la preocupación por la paz y el disfrute
  • Desarrollar una actitud de fe igual a la de un niño
  • Descansar en los brazos del Señor

Usted desarrollará una relación más profunda y significativa con el Padre celestial, a medida que vaya entendiendo cómo Él cuida de usted. Al seguir la guía del Espíritu Santo, su vida se llenará de una esperanza y sobreabundancia sin límites con la paz del Señor hasta que finalmente ¡no se afane por nada!


Difficult times, trials, and tribulation are part of living in this world. However, God has provided a way for us to enjoy peace as a part of daily life. We can choose either to allow ourselves to be burdened with worry and anxiety or to live in the peace and joy the Father intended.

In Be Anxious for Nothing, Joyce Meyer teaches how to draw on the peace of God in the midst of negative circumstances instead of responding with restlessness, fear, and apprehension. She reveals the nature of the peace Jesus describes in John 14:27—a peace unlike anything the world knows—and how it can fill every area of your life. Joyce Meyer explains why we should and how we can:

  • Trade our anxiety and worry for peace and joy
  • Develop a childlike attitude of faith
  • Rest in the arms of the Lord.

You will develop a deeper, more meaningful relationship with your heavenly Father as you understand how He cares for you. By following the leading of the Holy Spirit, your life will be filled with unlimited hope and will overflow with His peace, so you will finally Be Anxious for Nothing!

Excerpt

Explore book giveaways, sneak peeks, deals, and more.

Tap here to learn more.



INTRODUCCIÓN

No se afanen por nada; más bien oren por todo. Presenten ante Dios sus necesidades y después no dejen de darle gracias por sus respuestas. Haciendo esto sabrán ustedes lo que es la paz de Dios, la cual es tan extraordinariamente maravillosa que la mente humana no podrá jamás entenderla. Su paz mantendrá sus pensamientos y su corazón en la quietud y el reposo de la fe en Jesucristo.

FILIPENSES 4:6–7, LBAD

Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

1 PEDRO 5:6–7

La paz debe ser la condición normal para nosotros como creyentes en Cristo Jesús. Pero muy pocos en el pueblo de Dios están gozando de esa paz como parte de su vida diaria.

En su Palabra, Dios nos dice que por nada estemos afanosos y que echemos nuestra ansiedad sobre Él. Muchas personas están familiarizadas con estas Escrituras pero no saben cómo hacer lo que ellas enseñan. A veces estamos tan acostumbrados a responder a las circunstancias que experimentamos en la vida del mismo modo que los no creyentes que nos rodean, que pasamos mucho de nuestro tiempo enredados en preocupaciones o confusión. ¡Pero podríamos estar disfrutando la abundancia de vida y paz que Dios tiene para nosotros!

En mi propio caso, viví muchos años en tal estado de agitación, que no me daba cuenta de cuán anormal era realmente eso. Sólo cuando comencé a estudiar la Palabra de Dios y a aplicarla a mi propia vida empecé a experimentar la paz del Señor.

Por un tiempo, cuando recién comencé a experimentar vez la paz de Dios, por extraño que parezca: ¡me aburría! Yo estaba habituada a estar metida siempre en algún terrible lío, algún gran alboroto. Pero ahora no puedo seguir estando alterada. Ni siquiera me gusta andar a las corridas, sino que me encanta, disfruto y aprecio la paz de Dios que ha llenado cada área de mi vida. Tengo paz en mi mente, en mis emociones; respecto a mi familia, a mi ministerio; respecto a todo.

En este libro examinamos las Escrituras que nos muestran cómo dejar de estar afanosos, y vemos maneras prácticas de aplicar esas Palabras a nuestras vidas. También identificamos áreas específicas, reacciones, o hábitos que permiten que la ansiedad entre en nuestra vida, y las acciones dirigidas por Dios e investidas de su poder que podemos realizar para poner freno a algunas situaciones desagradables, ¡ya que su desarrollo conduce fácilmente a la ansiedad!

Si usted no está viviendo en la paz de Dios, sepa que puede vivir en esa paz como un estado normal.




Parte 1

NO SE AFANE POR NADA




1

JESÚS Y LA PAZ

“La paz os dejo, mi paz os doy; Yo no os la doy como el mundo la da…”

JUAN 14:27

Esta afirmación de Jesús está expresando que Él nos legó su paz. Jesús nos dejó su paz. Esto significa que vivir en estado de confusión, preocupación, ansiedad, temor y frustración es anormal para un creyente. Dios no desea que vivamos de esa manera. La Biblia nos muestra cómo recibir y vivir la paz que Jesús dejó para nosotros.

Como creyentes, tenemos una formidable cantidad de protección de Dios sobre nosotros y a nuestro alrededor (Salmo 91). Dios quiere bendecirnos abundantemente y siempre está buscando maneras de hacerlo y de tocarnos con su amor para que estemos más abiertos a recibir sus bendiciones (ver Juan 10:10, Efesios 3:20, 2 Crónicas 16:9).

Pero nuestra salvación como cristianos no nos garantiza una vida libre de preocupaciones. Seguiremos encontrando problemas. Cada uno de nosotros en diferentes momentos de nuestra vida atravesamos épocas en que las cosas no ocurren como quisiéramos. Pero Jesús, el Príncipe de Paz (ver Isaías 9:6), ha vencido al mundo.

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad!, yo he vencido al mundo.

JUAN 16:33

En Juan 14:1 justo ante de retornar al Padre en el cielo, Jesús nos dejó estas palabras:

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.

La parte que resta de Juan 14:27, parcialmente citada antes, dice:

No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

Romanos 14:17 nos dice que la vida en el Reino es justicia, paz, y gozo en el Espíritu Santo. Lucas 17:21 nos dice que el reino de Dios está entre nosotros. Fuimos hechos justos o puestos en la posición correcta con Dios, cuando entramos en una relación personal con Jesús (ver 2 Corintios 5:21). El gozo y la paz son dos componentes del fruto del Espíritu Santo (ver Gálatas 5:22–23) y están dentro de quienes creemos en Jesús. Están listos para manifestarse. Entramos al gozo y la paz del reino de Dios cuando creemos.

SÓLO CREE

En el siguiente pasaje se nos dice que el Dios de esperanza nos llenará con gozo y paz cuando creamos, de modo que abundemos y estemos rebosantes—desbordantes—de esperanza.

Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.

ROMANOS 15:13

Según el escritor de Hebreos, los que realmente creemos podemos entrar en el bendito reposo sabático del Señor.

Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios.

Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.

Procuremos, pues, entrar en aquel reposo para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.

HEBREOS 4:9–11

En el descanso sabático del Señor podemos dejar el cansancio y el dolor de las obras humanas. ¿Qué se requiere para entrar a este reposo? Una actitud de fe como la de un niño.

Leemos en Marcos 10:15 que Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.

La fe de un niño es simple. Un niño no trata de entender todo y de hacer un detallado plan de cómo exactamente vendrá su solución. Él simplemente cree porque los padres le dijeron que se harían cargo del problema.

Si los miembros de la iglesia han perdido el gozo de su salvación, algunas veces puede deberse a que el fundamento de su gozo está puesto en el lugar equivocado.

Cuando Jesús envió a los setenta a ministrar en su nombre a las necesidades de otros, ellos volvieron regocijándose de su poder sobre los demonios. Pero Jesús les dijo:… no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos (Lucas 10:20).

Jesús nos dice que debemos regocijarnos, no porque tengamos poder sobre los demonios o las circunstancias de la vida, sino porque nuestros nombres están escritos en los cielos. Habacuc 3:18 dice: Con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. El gozo de nuestra salvación viene del gozo del primero y más grande de todos los regalos: el amor de Dios por nosotros tal como se expresó en su Hijo Jesucristo.

Como creyentes, nuestro gozo y paz no se basan en hacer y obtener, sino en creer. El gozo y la paz vienen como resultado de edificar nuestra relación con el Señor. El Salmo 16:11 nos dice que en su presencia hay plenitud de gozo. Si hemos recibido a Jesús como nuestro Señor y Salvador, Él, el Príncipe de Paz vive dentro de nosotros (ver 1 Juan 4:12–15, Juan 14:23). Experimentamos paz en la presencia del Señor, recibiendo de Él y actuando en respuesta a su dirección. El gozo y la paz vienen de conocerlo, de creerle: de confiar en el Señor con la sencilla fe de un niño.




2

¡ES BUENO DISTENDERSE!

La ansiedad en el corazón el hombre lo deprime; mas la buena palabra lo alegra.

PROVERBIOS 12:25 LBLA

La Biblia enseña que la ansiedad provoca un estado de pesar en la vida de una persona. El diccionario define ansiedad como “un estado de desasosiego, preocupación… Temor anormal que carece de una causa específica”.1 En ocasiones esta desazón es vaga, algo que no puede ser fácilmente identificado. Es un temor o terror que no tiene una causa u origen específicos. Yo solía padecer este tipo de ansiedad sin siquiera saber qué era.

LAS “ZORRAS PEQUEÑAS” QUE LE ROBAN SU GOZO

Todos los días del afligido son difíciles; mas el de corazón contento tiene un banquete continuo.

PROVERBIOS 15:15

Cierta vez atravesé un periodo de mi vida en el que viví atormentada por la ansiedad. Estaba llena de temor y terror sin ninguna razón en particular. Sentía que algo terrible estaba por pasar. Finalmente fui al Señor y le pregunté qué era lo que me estaba afligiendo. Me dijo que era una “aprensión maligna”. En ese entonces ni siquiera sabía lo que significaba esa frase o de dónde venía.

Tiempo después, descubrí Proverbios 15:15. De inmediato reconocí el término que el Señor había usado cuando me dijo lo que me estaba atormentando: una “aprensión maligna”.

En aquellos días yo era como tanta otra gente. Buscaba cuál era el “monstruoso problema” que me estaba impidiendo disfrutar de la vida. Yo me tomaba todo demasiado en serio, y me estaba creando problemas donde en realidad no existían.

Un día en una reunión, el Señor me dijo que declarara algo. Al parecer alguien necesitaba oír esto: “Deja de hacerte problema por nada”.

Yo era el tipo de persona que necesitaba oír instrucciones como ésa. Podía hacer una montaña de un grano de arena. Tenía que aprender a pasar por alto algunas cosas—olvidarlas y seguir adelante. Algunos de nosotros nos preocupamos por cosas que no valen la pena: esas zorras pequeñas, que echan a perder las viñas (Cantar de los Cantares 2:15). Si nuestra vida consiste en alterarse por una pequeñez tras otra, nunca tendremos mucha paz ni gozo.

Como vimos antes, Jesús dijo: No se turbe vuestro corazón… (Juan 14:1).… No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo (Juan 14:27).

En otras palabras, Jesús estaba diciendo: “¡Basta ya!” Este versículo nos permite ver que podemos controlar la forma en que reaccionamos ante algo que nos aflija. Podemos elegir la paz o la preocupación. Podemos elegir permanecer calmos o calmarnos si habíamos empezado a inquietarnos.

Jesús también dijo: En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo… (Juan 16:33, NVI).

Sufriremos persecución por causa de la Palabra (Marcos 4:17) y como dijimos antes, en nuestra vida cotidiana las cosas no saldrán exactamente como a nosotros nos gustaría. Jesús dijo que en este mundo habrá tribulación, pero tenía una respuesta para eso:… ¡anímense! En lenguaje actual, podríamos parafrasear esa expresión como: “¡Arriba ese ánimo!”

Jesús, quien vive dentro de cada uno de los que creemos en Él, ha vencido al mundo. ¡Eso nos da razón más que suficiente para calmarnos y cobrar ánimo!

Una vez que comencé a entender este principio, cuando empezaba a preocuparme por algo que realmente no tenía importancia, me parecía oír al Señor decirme: “¡Cálmate y cobra ánimo! No te tomes todo tan en serio. Distiéndete. ¡Disfruta de la vida!” Entonces pensaba: “Oh, es verdad. Se supone que debo gozar de la vida. Tengo gozo en mi salvación, y el Príncipe de Paz, que ha vencido al mundo, ¡vive en mí!”

Aunque haga tiempo que vivimos conforme a estos principios, de vez en cuando necesitamos hacer algunos ajustes. Aun hoy debo recordarme que tengo que distenderme. O Dios me dice: “Ahora, Joyce, ¡escucha uno de tus propios mensajes!”

Soy por naturaleza extremadamente vehemente, y vengo de un pasado de terrible abuso. Si yo puedo distenderme, ¡cualquiera puede hacerlo!

Algunas personas experimentan ansiedad como resultado de profundas heridas del pasado. Llegar a liberarse de ataduras emocionales no siempre es fácil. Pero si usted se lo permite, ¡el Espíritu Santo lo guiará paso a paso en el camino que lo conducirá a la libertad!

Encontré un pasaje de la Escritura que dice que una mujer debería disfrutar de su marido (ver 1 Pedro 3:2). Durante años no pude disfrutar de mi marido porque estaba enfrascada en mi propósito de cambiarlo—así como a mis hijos, a mí misma y a todos los aspectos de mi vida.

Tenía una linda familia, pero no la disfrutaba. Estaba tan ocupada tratando de cambiarlos a todos, que nunca los dejaba gozar de la vida.

Tenía un bonito hogar, pero no lo disfrutaba. Lo mantenía impecablemente limpio y con cada cosa en su lugar. Pero era tan exigente al respecto que no lo disfrutaba, y tampoco dejaba que los demás lo hicieran.

Mis hijos tenían hermosos juguetes, pero nunca podían disfrutarlos porque yo no quería que los juguetes estuvieran “tirados por todos lados”. Nunca quería sacarlos y jugar con mis hijos—ni tampoco dejaba que jugaran con ellos. Yo no sabía lo que era divertirse. En realidad, por la forma en que me criaron pensaba que nadie debía divertirse. Todo cuanto conocía era el trabajo.

Solía decirles a mis hijos: “Salgan de aquí y vayan a jugar”. Pero cuando iban a jugar, yo iba tras ellos diciendo: “¡Ordenen todo este lío! ¡Recojan todo esto y ordenen la habitación ahora mismo! ¡Lo único que hacen es darme más trabajo!”

Y después me preguntaba por qué no era feliz. No podía entender por qué estaba atormentada por “aprensiones malignas”. Eso siguió hasta que el Señor trajo sanidad y liberación a mi vida.

EL PROPÓSITO QUE HAY DETRÁS DE LA ANSIEDAD

… un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.

1 PEDRO 3:4

Según Pedro, esta clase de espíritu que agrada a Dios es un espíritu afable y apacible que no está ansioso ni alterado. Estar alterado significa estar tenso, enmarañarse, estar inquieto y agitado. Estar ansioso es estar preocupado, intranquilo o trastornado.

¿Por qué el diablo trata de que estemos tensos, enmarañarnos, inquietos, agitados, preocupados, intranquilos o angustiados? Quiere evitar que centremos nuestra atención en las cosas buenas que Dios nos ha dado. Quiere impedirnos gozar de nuestra relación con el Señor y de la vida abundante que la muerte de Jesús proveyó para nosotros.

Como resultado del abuso sufrido mientras crecía, nunca disfruté de nada en mi vida. Por la forma en que fui tratada siendo pequeña, realmente nunca llegué a ser una nena, por lo que no sabía ser como una niña. Para mí todo era gravoso. Como estaba tan tensa, preocupada y alterada, exageraba todo desmedidamente. Hacía un problema de cualquier cosa. Tenía que aprender a relajarme, distenderme, y pasar por alto algunas cosas. Tenía que aprender que si no siempre todo resultaba exactamente como yo quería, no era el fin del mundo.

GÓCESE EN EL HOY

Este es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él.

SALMO 118:24

Ansiedad también significa pensar o estar “… aprensivo o preocupado acerca de lo que puede ocurrir; preocupación por un posible suceso futuro”.2 Una vez el Señor me dijo: “La ansiedad es causada por tratar de centrarse mental y emocionalmente en cosas que todavía no han llegado o que ya han sucedido”. Dejar mentalmente el lugar donde se está e irse a un área del pasado o del futuro.

Desde que el Señor me dio esa definición he tratado de aprender a distenderme y gozar de la vida. Eso no quiere decir que ande por ahí actuando como una cabeza hueca. La Biblia dice que los creyentes debemos ser sobrios, vigilantes y prudentes, y estar alertas contra nuestro enemigo, el diablo, que está buscando a quién devorar (ver 1 Pedro 5:8).

En este mundo están sucediendo muchas cosas graves, y es necesario que seamos conscientes de eso y estemos preparados. Pero al mismo tiempo debemos aprender a relajarnos y tomar las cosas como vienen sin ponernos nerviosos o inquietos al respecto.

Debemos aprender cómo gozar de la buena vida que Dios proveyó para nosotros por medio de la muerte y resurrección de su Hijo Jesucristo (ver Juan 10:10). A pesar de todas las cosas perturbadoras que suceden en el mundo que nos rodea, nuestra confesión diaria debería ser: “Este es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él”.

Algo que los cristianos debemos hacer más a menudo es reír. Tendemos a ser demasiado severos respecto a todo: nuestro pecado, la perfección que esperamos de nosotros mismos, nuestro crecimiento en Dios, nuestra vida de oración, los dones del Espíritu, y la memorización de versículos bíblicos. Arrastramos cargas demasiado pesadas.

Si tan sólo nos riéramos un poquito más—anímense, “arriba el ánimo”—veríamos que un poco más de risa hace que la carga sea mucho más liviana. En el mundo en que vivimos hoy no hay muchos motivos para reír, así que debemos proponernos hacerlo. Es fácil encontrar muchas cosas de qué preocuparse. Para ser felices, debemos esforzarnos un poco. Es necesario que riamos y la pasemos bien.

Una noche, mi esposo y yo estábamos en la cama y empezamos a hacernos cosquillas. Nos reíamos y enredábamos como dos locos, riéndonos a carcajadas y haciéndonos cosquillas. Mi único problema es que cada vez que lucho con Dave, él gana. He intentado ganarle juntando a todos mis hijos para que lo sujeten mientras yo le hago cosquillas—sólo para pasar un buen rato.

Algunas personas son demasiado almidonadas y religiosas como para hacerle cosquillas a alguien. Más bien estarían acostados y dirían: “¡Aleluya!” Algunas esposas cuyos esposos son inconversos se quedan allí orando en los oídos de su marido. En lugar de eso, deberían darse vuelta y hacerle cosquillas. ¡Está bien distenderse!

NO ESTÉ ANSIOSO: ¡REGOCÍJESE!

Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! […] Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

FILIPENSES 4:4, 6–7

Dos veces en este pasaje el apóstol Pablo nos dice que nos regocijemos. Nos urge a no estar ansiosos ni afanosos por nada sino a dar gracias a Dios en todo—no después que todo pasó.

Si esperamos a que todo sea perfecto antes de regocijarnos y dar gracias, no resultará muy divertido. Aprender a disfrutar de la vida incluso en medio de circunstancias difíciles es una forma de desarrollar la madurez espiritual.

En 2 Corintios 3:18 Pablo escribe:

Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen…

Esto significa que hay muchas etapas que debemos atravesar en el curso de nuestro crecimiento espiritual. Debemos aprender a disfrutar de la gloria que experimentamos en cada nivel de nuestro desarrollo. Es verdad que aún no estamos donde debemos estar, pero, gracias a Dios, ya no estamos donde estábamos antes. Estamos en algún punto del camino, pero vamos avanzando hacia nuestra meta—y deberíamos disfrutar de cada etapa.

A menudo los padres jóvenes esperan disfrutar de su hijo cuando haya llegado a determinada etapa de crecimiento. Cuando es bebé dicen: “Voy a ser feliz cuando deje los pañales o termine de cortar los dientes o aprenda a caminar”. Después dicen: “Voy a ser feliz cuando vaya al jardín de infancia”. Después eso se convierte en: “Voy a ser feliz cuando empiece la escuela”. Más adelante dicen: “Voy a ser feliz cuando se gradúe”. Y así transcurre el tiempo hasta que su hijo se convierte en adulto y se va, y los padres nunca disfrutaron realmente de ninguna etapa de su vida. Siempre esperaban a ser felices cuando.

Posponemos el gozo hasta que todo sea perfecto—lo cual sabemos que no va a suceder nunca en esta vida. Necesitamos aprender a regocijarnos y alegrarnos en el Señor en este día y todos los días en el camino hacia nuestra meta.

Cuando inicié mi ministerio y celebraba reuniones a las que asistían solamente unas cincuenta personas, decía constantemente: “Qué feliz seré cuando tenga cientos de personas en mis reuniones”. Pero aprendí que nada de eso trae felicidad o gozo porque siempre queremos más. También descubrí que cada fase de desarrollo viene con su propio conjunto de problemas.

Finalmente encontré la puerta hacia la felicidad. Está expresada en las palabras de esta canción al Señor: “El Señor me hace; Él me hace feliz; me gozaré porque Él me hace feliz”.3

Por la forma en que yo era en aquel entonces, tendría que haber cantado: “Si hace lo que yo quiero, me hace feliz; si no, me hace triste”. Finalmente el Señor me ayudó a superar esto al enseñarme que la plenitud de gozo se encuentra en su presencia—¡no en sus presentes! (Salmo 16:11).

El verdadero gozo viene de buscar el rostro de Dios.

La gente que cree que va a ser feliz cuando Dios haga algo en particular por ellos, generalmente no puede ser feliz hasta que Él haga algo más por ellos. Pueden pasarse toda la vida esperando alguna otra oportunidad para ser felices.

Un día cuando iba hacia una reunión iba cantando aquella canción: “Tú me haces feliz; Tú me haces feliz; me gozaré porque Tú me haces feliz”.4 De pronto el Señor me habló y dijo: “Por primera vez en tu vida la estás cantando bien”.

Había cantado esa canción muchas veces, pero nunca de corazón. Una vez que me ayudó a progresar en esa área, pude cantarla como debía ser cantada: como un himno de alabanza y acción de gracias a Dios por lo que Él ya hizo y no por lo que va a hacer cuando.

Genre:

On Sale
Jan 7, 2020
Page Count
224 pages
Publisher
FaithWords
ISBN-13
9781546017103

Joyce Meyer

About the Author

JOYCE MEYER is a #1 New York Times bestselling author and one of the world’s leading practical Bible teachers. Her broadcast, Enjoying Everyday Life, airs daily on hundreds of television networks and radio stations worldwide. Joyce has written nearly 100 inspirational books. Bestsellers include God Is Not Mad at You; Making Good Habits, Breaking Bad Habits; Living Beyond Your Feelings; Power Thoughts; Battlefield of the Mind; and The Confident Woman. Joyce holds conferences throughout the year, speaking to thousands around the world.

Learn more about this author