Cada Día es Viernes

Cómo ser mas feliz 7 días por semana

Contributors

By Joel Osteen

Formats and Prices

Price

$9.99

Price

$12.99 CAD

This item is a preorder. Your payment method will be charged immediately, and the product is expected to ship on or around April 17, 2012. This date is subject to change due to shipping delays beyond our control.

Experience the joy of God’s message and begin each day with a positive outlook with these words of wisdom from Lakewood Church pastor and #1 New York Times bestselling author Joel Osteen.

Research that shows people are happiest on Fridays. Now, learn how you can generate this level of contentment and joy every day of the week.

As a man who maintains a constant positive outlook in spite of circumstances, Osteen has described this message as a core theme of his ministry. With personal experiences, scriptural insights, and principles for true happiness, he’ll show you how to find the same opportunities for pure joy that you experience at five o’clock on Friday.

Excerpt

Empezar la lectura

Índice

Derechos de Autor Página

De acuerdo con la Ley de Derechos de Autor EE.UU. de 1976, la exploración, subir, y el intercambio electrónico de cualquier parte de este libro sin la autorización de la editorial es la piratería ilegal y robo de propiedad intelectual del autor. Si desea utilizar el material del libro (que no sea para fines de revisión), el permiso previo y por escrito debe obtenerse poniéndose en contacto con el editor en permissions@hbgusa.com. Gracias por su apoyo a los derechos del autor.




RECONOCIMIENTOS

Es adecuado que este libro se titule Cada Día es Viernes porque he aprendido que cada día conlleva una fecha de entrega cuando uno está escribiendo un libro. Gracias a muchas personas talentosas y trabajadoras, cumplimos con todas nuestras fechas de entrega y hemos producido un libro inspirador y edificante que estoy orgulloso de ofrecer.

Como siempre, Dios me guió en el proceso con la ayuda de mi editor, Rolf Zettersten en FaithWords/Hachette y el presidente y director gerente de Hachette, David Young, junto con los miembros del equipo de liderazgo Chris Murphy, Martha Otis y Harry Helm.

También estoy agradecido a mis agentes literarios, Shannon Marven y Jan Miller Rich de Dupree Miller & Associates, quienes una vez más demostraron ser valiosísimos a lo largo de todo el proceso.

Un agradecimiento especial a Wes Smith, un verdadero maestro de las palabras, cuya velocidad en el teclado solamente se equipara a su fuerte ética de trabajo y buen humor.

En este libro ofrezco muchas historias que han compartido conmigo amigos, miembros de nuestra congregación y personas que he conocido por todo el mundo. Aprecio y reconozco sus aportaciones y su apoyo. Algunas de las personas mencionadas en el libro son personas que no he conocido personalmente y, en algunos casos, hemos cambiado los nombres para proteger la intimidad de los individuos. Doy honra a todos aquellos a quienes honra se debe. Al ser yo mismo hijo de un líder de la iglesia y pastor, he escuchado incontables sermones y presentaciones y, por tanto, en algunos casos no puedo recordar la fuente exacta de una historia. Gracias a todos los que han tocado mi vida con la suya propia. Mi intención al escribir este libro es transmitir las bendiciones, y a Dios sea la gloria.

También doy gracias especialmente a todos los pastores en todo el país que son miembros de nuestra red Champions Network, en especial al presidente de ese grupo, el pastor Phil Munsey, y a su esposa, Jeannie, de la iglesia Life Church en Irvine, California.

Estoy en deuda con la increíble plantilla de la iglesia Lakewood, cuyo servicio a la casa de Dios hace que cada día sea un día alegre para mí. Estoy agradecido a los leales miembros de Lakewood cuyas historias me inspiran, cuyas vidas me bendicen, y cuya lealtad me humilla. Expreso mi sincero aprecio a los miles de individuos desinteresados y entregados que apoyan generosamente nuestro ministerio y hacen posible llevar esperanza a un mundo con necesidad. Y estoy agradecido por los millones de buenas personas en todo el mundo que ven nuestros servicios en televisión, vía Internet y vía podcast. Considero a cada uno de ellos una valiosa parte de nuestra familia de Lakewood.

Soy bendecido por tener una sustentadora familia de personas sabias y talentosas que ayudan a que nuestro ministerio bulla de actividad, incluyendo a mi hermano Paul y su esposa Jennifer, mi hermana Lisa y su esposo Kevin, y mi cuñado Don y su esposa Jackelyn. Una persona inspiradora y que nos supera a todos es mi madre, Dodie Osteen, que sirve como maravilloso ejemplo de alguien que encuentra felicidad y gozo en cada día.




PARTE
I

No renuncies a tu poder




CAPÍTULO UNO

Haz de cada día un viernes

John tenía noventa y dos años de edad y estaba ciego, pero se mantenía tan vivaz como podía estarlo cuando su esposa, Eleanor, partió con el Señor. Sentía que no debería vivir solo, así que John decidió trasladarse a una residencia de ancianos. La mañana de la mudanza, él estaba levantado y vestido a las 8:00 de la mañana. Como siempre, el anciano caballero se veía impecable, con su cabello perfectamente peinado y su rostro bien afeitado.

Un taxi llegó para recogerle y llevarle a la residencia. John llegó temprano, como era su costumbre, y esperó más de una hora antes de que una joven ayudante, Miranda, llegase para mostrarle su nueva habitación. A medida que John manejaba su andador por los pasillos, Miranda le describía su habitación con gran detalle. Le dijo que entraba la luz del sol por una ventana grande, y que había un cómodo sofá y una bonita zona común.

Justamente en mitad de su descripción, John interrumpió y dijo: «Me encanta. Me encanta. Me encanta».

Miranda se rió y dijo: «Señor, aún no hemos llegado. Usted no lo ha visto. Espere un momento y se lo mostraré».

John dijo: «No, no tiene que mostrármelo. Si me gusta o no me gusta mi habitación no depende de cómo estén acomodados los muebles. Depende de cómo esté acomodada mi mente. La felicidad es algo que uno decide de antemano».

La felicidad es una elección.

Como el sabio anciano John entendía, la felicidad es una elección. Cuando te despiertas en la mañana, puedes escoger qué tipo de día quieres tener. Puedes escoger estar de buen humor, o puedes escoger estar de mal humor.

Escoge la felicidad

Mi propósito al escribir este libro es ayudarte a acomodar tu mente de modo que escojas la felicidad cada día. Cualesquiera que sean los desafíos que puedas afrontar, cualesquiera que sean las circunstancias que te estén derribando, puedes escoger tu respuesta. El modo en que vivas tu vida es decisión tuya por completo. No depende de tus circunstancias; depende de tus elecciones. Abraham Lincoln dijo: «La mayoría de personas son tan felices como han decidido ser».

A Abe el Honesto le habría gustado un reciente estudio que descubrió que la felicidad aumenta un diez por ciento los viernes. ¿A qué se debe eso? Las personas se emocionan por la proximidad del fin de semana, así que deciden ser más felices. Toman la decisión los viernes de disfrutar más de su vida.

Te desafío a que permitas que cada día sea viernes. Concédete permiso a ti mismo para ser feliz cada día. No solo los fines de semana; no solo cuando tengas un evento especial; no solo cuando estés de vacaciones.

Si tienes la mentalidad correcta, puedes ser tan feliz el lunes como lo eres el viernes. La Escritura no dice: «El viernes es el día que el SEÑOR ha hecho». Dice: «Este es el día que el SEÑOR ha hecho» (Salmo 118.24, LBLA, énfasis añadido).

Este significa lunes, martes, miércoles y los demás días de la semana. Puedes ser feliz incluso cuando esté lloviendo, cuando tengas que quedarte hasta tarde trabajando, o cuando tengas que lavar los platos.

¿Por qué no tomas la decisión de ser feliz cada día? Habrás oído la frase «Gracias a Dios que es viernes». Para ti y para mí también debería ser: «Gracias a Dios que es lunes».

«Gracias a Dios que es miércoles».

«Gracias a Dios que es domingo».

Otro estudio decía que hay más ataques al corazón el lunes que cualquier otro día. Por tanto, muchas personas deciden que el lunes es un día estresante. Padecen la depresión del lunes.

Cuando te despiertes el lunes en la mañana, no aceptes esos pensamientos negativos que llaman a tu puerta diciendo: Será un día difícil y una larga semana. Habrá atascos de tráfico. Tengo mucho trabajo que hacer. Tan solo necesito sobreponerme a la depresión del lunes. No te creas esos pensamientos.

En cambio, di: «Gracias pero no, gracias. Ya he abierto la puerta y el Dios todopoderoso, el Creador del universo, me ha enviado una entrega personal de gozo. ¡Sé que este será un día estupendo!»

Decide que, para ti, no hay una depresión del lunes. En cambio, escoge los del lunes en la mañana diciendo: «Sí tengo una sonrisa. Sí tengo gozo. Sí tengo el favor de Dios. Sí tengo victoria».

Sí, sé que algunos días son más difíciles que otros, pero si programas tu mente de manera positiva, no tendrás que arrastrarte durante ciertos días tan solo esperando llegar al viernes para poder finalmente disfrutar de la vida.

La fe está siempre en el presente. Tu actitud debería ser: Estoy emocionado por estar vivo en este momento. Estoy emocionado por poder respirar hoy. Estoy emocionado por mi familia, mi salud y mis oportunidades. Tengo muchas razones para estar feliz en este momento.

La felicidad es tu derecho

Según los autores de la Declaración de Independencia, nuestro Creador nos dio a cada uno de nosotros el derecho a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Incluso el primer ministro británico David Cameron reconoció eso recientemente cuando propuso realizar una votación a todos los residentes cada año para medir su bienestar general.

En una entrevista dijo: «El bienestar no puede medirse por el dinero ni se puede comerciar con él en los mercados. Se trata de la belleza de nuestros entornos, la calidad de nuestra cultura y, sobre todo, la fortaleza de nuestras relaciones».

Un investigador en Australia descubrió que las metas y las decisiones en la vida tienen tanto o más impacto sobre la felicidad que la química de nuestro cuerpo o nuestra constitución genética. Otro estudio descubrió que la mitad de nuestra felicidad está determinada por factores distintos a la biología. El diez por ciento se relaciona con «las circunstancias de la vida» y el otro noventa por ciento depende de las decisiones en nuestra vida.

Es tu decisión ser feliz. Proponte disfrutar de este día, y tener un año bendecido, próspero y victorioso. Puede que afrontes algunos reveses, y puede que tus circunstancias cambien, pero no permitas que eso cambie tu mente. Mantenla fija en la felicidad.

Lo que tiene importancia no es lo que te sucede o lo que tienes o no tienes; lo importante es cómo esté acomodada tu mente y las decisiones que tomes. Cuando nuestra hija, Alexandra, era un bebé y yo la sacaba de su cuna en la mañana, ella se emocionaba tanto al oírme llegar que comenzaba a dar saltos arriba y abajo. Me daba un gran abrazo con su brazo y con sus piernas, y después un gran beso.

¿Por qué se emocionaba tanto? Ella estaba feliz por el amanecer de un nuevo día. Alexandra se emocionaba por estar viva y tener otro día para disfrutarlo. Esa es la emoción que Dios ha puesto en el interior de cada uno de nosotros. No deberíamos olvidar cómo celebrar cada día; pero con frecuencia, a medida que envejecemos, permitimos que los desafíos de la vida nos abatan y entristezcan nuestro espíritu.

Tenemos que entender que cada día es un regalo de Dios. Cuando este día se acabe, nunca podremos recuperarlo. Si cometemos el error de ser negativos, desalentados, gruñones o malhumorados, habremos desperdiciado el día. Algunas personas desperdician año tras año, siendo infelices porque alguien no les trata correctamente, o porque no consiguen lo que quieren, o porque sus planes no se están cumpliendo tan rápidamente como les gustaría. Yo he tomado la decisión de no desperdiciar ni un día más. Celebro cada día como un regalo de Dios.

Tenemos que entender que cada día es un regalo de Dios.

Prepárate para la victoria

Nos preparamos para la victoria o la derrota al comienzo de cada día. Cuando te levantas en la mañana, tienes que fijar tu mente en la dirección correcta. Puede que te sientas desalentado. Puede que no tengas ganas de nada y pienses: Hoy no quiero ir a trabajar; o No quiero tratar con estos niños; o Tengo muchos problemas.

Si cometes el error de quedarte con esos pensamientos, te estarás preparando para tener un mal día. Estás utilizando tu fe en la dirección equivocada. Da un giro y di: «Este será un día estupendo. Algo bueno me sucederá. Dios tiene favor en mi futuro, y estoy esperando nuevas oportunidades, relaciones divinas y victorias sobrenaturales».

Cuando adoptas ese enfoque, te preparas para la victoria, el aumento y la restauración. Dios les dice a los ángeles: «¿Oyeron eso? Ellos están esperando mi bondad. Están esperando prosperar a pesar de la economía. Están esperando ponerse bien a pesar del informe médico. Están esperando alcanzar sus sueños aunque no tienen los recursos en este momento».

Cuando comienzas cada día en fe, anticipando algo bueno, Dios les dice a los ángeles que se pongan a trabajar y acomoden las cosas a tu favor. Él te da recesos, acomoda a las personas correctas y abre las puertas adecuadas.

Eso es lo que permite a Dios intervenir y hacer cosas increíbles. A veces, verás importantes mejoras en tu vida si tan solo realizas ese pequeño ajuste. No solo tendrías más energía, sino también una mejor actitud, y serías más productivo. Verías nuevas puertas abiertas. Conocerías a nuevos amigos. Obtendrías algunas de esas victorias por las que has estado orando si te levantases en la mañana y en lugar de prepararte para la derrota, te preparases para la victoria. Prepárate para el aumento. Prepárate para el favor de Dios.

Tú tienes que establecer el tono al comienzo de cada día. Si dejas tu mente en tono neutral, los pensamientos negativos comenzarán a llegar tan solo por defecto.

¿Has estado alguna vez tumbado en la cama en la mañana y de repente recuerdas todos los errores que cometiste el día de ayer y todos los problemas que puede haber en tu futuro? Es el enemigo que intenta preparar tu mente para un día negativo, derrotado y terrible.

No caigas en esa trampa. La Escritura dice: «Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra» (Colosenses 3.2, NTV). Sé proactivo. Pasa a la ofensiva. Cuando te levantes en la mañana, di junto con David: «Este es otro día que el Señor ha hecho. A pesar de cómo me siento, a pesar de como se ve la economía, a pesar de lo que dice el informe médico, escojo regocijarme. Escojo vivir feliz este día».

¿Sabes lo que en realidad estás diciendo cuando adoptas ese enfoque? Estás proclamando: «No permitiré que nadie robe mi gozo hoy. No permitiré que los desengaños y los reveses me desalienten. No me enfocaré en mis problemas y mis errores. He tomado la decisión de disfrutar de este día».

Tengo un amigo que está recibiendo tratamiento para el cáncer. Es un hombre joven, con muchos talentos y muy atlético. Si él no me lo hubiera dicho, yo no habría sabido que algo iba mal en su vida. Ni una sola vez le he oído quejarse. Él es siempre amigable, optimista y disfruta de la vida.

El otro día le pregunté cómo podía mantener una actitud tan buena durante un período tan difícil, y él me dijo: «Cuando me levanto en la mañana, me pregunto: "¿Quieres estar deprimido hoy, o quieres vivir feliz?", y escojo vivir feliz».

Si quieres ser feliz, tienes que ser feliz a propósito. Cuando te despiertes en la mañana, no puedes tan solo esperar para ver qué tipo de día tendrás. Tienes que decidir qué tipo de día tendrás. La Escritura dice en Salmo 30.5 que el gozo llega en la mañana. Cuando te despiertas cada mañana, Dios te hace un envío especial de gozo. Cuando te levantas en fe y haces la declaración: «Este será un buen día», respondes la llamada en la puerta. ¡Recibes el regalo de gozo que Dios te ha enviado!

El problema es que algunas personas nunca abren la puerta. La llamada no ha sido respondida en meses y meses, años y años: «¡Vamos! ¡Déjame entrar! ¡Puedes ser feliz! ¡Puedes alegrarte! ¡Puedes disfrutar de tu vida!» No sé de ti, pero yo he tomado la decisión de abrir la puerta. Cuando me despierto cada mañana, digo: «Padre, gracias por otro hermoso día. Seré feliz. Disfrutaré de este día. Iluminaré la vida de alguna otra persona. Escojo recibir tu regalo de gozo».

Tú tienes lo que necesitas para ser feliz

He descubierto que la mayor parte del tiempo tenemos lo que necesitamos para ser felices. Sencillamente no tenemos la perspectiva correcta. Por ejemplo, puede que no seas feliz con el trabajo que tienes en este momento, pero si perdieras ese trabajo y pasaran meses sin recibir ningún ingreso, estarías feliz de recuperarlo.

Tenemos lo que necesitamos para ser felices. Sencillamente no tenemos la perspectiva correcta.

¿Lo ves? Tenías lo que necesitabas para ser feliz. Sencillamente no te diste cuenta. Conozco a personas que tienen una salud perfecta, pero nunca son realmente felices; siempre hay algo que les molesta. Quieren tener una casa más grande o un trabajo mejor; pero si perdieran su salud y después la recuperasen, estoy seguro de que estarían emocionados. Tienen lo que necesitan para ser felices.

Oigo a mujeres que se quejan y se quejan de sus esposos, y a hombres que se quejan y se quejan de sus esposas. «[Él o ella] es demasiado en esto», o «no lo suficiente en aquello». Pero si sus cónyuges se fuesen de repente y ellos se quedasen solos mes tras mes; si no tuvieran a nadie con quien hablar; si no tuvieran a nadie con quien cenar, podrían ser felices tan solo por volver a tener a «quien les molesta», quiero decir, su esposo o su esposa.

Mantén tu vida en la perspectiva correcta. Cada uno de nosotros tiene algo incluso en este momento por lo que estar feliz: nuestra salud, nuestro trabajo, nuestra familia o una oportunidad.

Conozco a una pareja que constantemente se quejaba de su casa. Era demasiado pequeña y estaba demasiado alejada en el campo. Era una fuente de frustración año tras año. Pero cuando la economía fue mal, desgraciadamente sus ingresos también disminuyeron, y estuvieron muy cerca de perder esa casa. Justamente antes de que el banco ejecutase la hipoteca, ellos pudieron refinanciarla y fueron capaces de mantener su casa.

¿Sabes que ahora piensan que esa casa es lo mejor del mundo? Presumen de ella como si fuese completamente nueva. ¿Qué sucedió? Cambiaron su perspectiva.

Oigo a personas decir: «Bueno, tengo que ir a trabajar hoy».

No, la actitud correcta es decir: «Voy a ir a trabajar hoy. Tengo un trabajo. Tengo una oportunidad. Esa es razón suficiente para que tenga una sonrisa en mi cara».

«Vaya, tengo que limpiar esta casa. Es mucho trabajo».

No. «Voy a limpiar esta casa. Estoy fuerte. Estoy sano. Además de todo eso, tengo una casa. No vivo debajo de un puente en algún lugar».

«Tengo que ocuparme de estos niños. Lo único que hago es cocinar, limpiar y lavar la ropa».

No. «Voy a ocuparme de estos niños. Son un regalo de Dios. Son un tesoro especial».

He descubierto que hay muy pocas cosas en la vida que tenemos que hacer. «Tengo que pagar mis impuestos». No; realmente tú pagas tus impuestos. El hecho de que tengas que pagar impuestos significa que has ganado dinero. Eso me dice que Dios te bendijo con oportunidad.

«Bueno, tengo que ir al supermercado hoy».

No, eso significa que tienes salud suficiente para comer. «Voy a ir al supermercado».

«Vaya, tengo que conducir en medio del tráfico».

No, eso significa que Dios te ha bendecido con un auto. «Voy a conducir en medio del tráfico».

«Vaya, tengo que comprar a mi esposa un regalo de San Valentín».

No, eso significa que Dios te ha bendecido con una esposa. No tienes que comprarle un regalo; le compras un regalo. Y si no lo haces, serás infeliz, porque si mamá no es feliz, ¡nadie es feliz!

La felicidad está basada en tu perspectiva

Leí sobre dos hombres que habían sido albañiles por más de treinta años. Estaban trabajando en un inmenso rascacielos en el centro de la ciudad. Uno de los hombres era siempre negativo, estaba desalentado, se quejaba constantemente y aborrecía ir a trabajar. El otro hombre era todo lo contrario. Estaba emocionado por ir al trabajo cada día y tenía una actitud de fe y entusiasmo en la vida.

Un día, un amigo pasó por el lugar de trabajo y les preguntó por separado qué estaban haciendo. El primero dijo: «Ah, solo estamos poniendo ladrillos. Llevamos haciéndolo por treinta años. Es muy aburrido. Un ladrillo encima del otro».

Entonces el amigo le preguntó al segundo albañil, y a él se le iluminó la cara. Dijo: «Sí, estamos construyendo un magnífico rascacielos. Esta estructura se mantendrá en pie durante generaciones futuras. Me emociona mucho poder ser parte de ello».

La felicidad de cada albañil, o su falta de ella, estaba basada en su perspectiva. Puedes estar poniendo ladrillos o puedes estar construyendo un hermoso rascacielos. La elección es tuya. Puedes ir a trabajar cada día, fichar y aborrecer estar allí, y hacer lo menos posible. O puedes acudir con entusiasmo y poner toda tu energía, sabiendo que estás haciendo que el mundo sea un lugar mejor.

He descubierto que nosotros creamos gran parte de nuestra propia infelicidad. Vemos lo que va mal en lugar de ver lo que va bien. Nos fijamos en lo que no tenemos en lugar de fijarnos en lo que sí tenemos. No celebramos cada día y apreciamos el regalo que Dios nos ha dado.

Hace años, un hombre que viajaba en tren conoció una exitosa pareja. La señora llevaba ropa y joyas caras. Era obvio que la pareja tenía medios. El viajero compartía su cabina en primera clase, que era muy cómoda. Pero desde el comienzo, la señora no hizo otra cosa que quejarse. Se quejaba de que la temperatura no era adecuada, se quejaba de que no había suficiente luz, se quejaba de que la comida no era buena, y se quejaba de que su asiento estaba muy sucio. Ella hacía que todos se sintieran mal.

Durante el viaje, el viajero entabló una conversación con el esposo, y le preguntó a qué tipo de negocios se dedicaba. Él le dijo que estaba en la industria del automóvil y que Dios le había bendecido mucho. Pero añadió: «Pero mi esposa está en el negocio de la fabricación».

El viajero pensó: Eso es extraño. Es decir, a ella se le ve mucha categoría y va muy bien vestida. Parece que eso no encaja.

Él preguntó con mucha curiosidad: «¿Y qué fabrica ella?»

El esposo dijo: «Fabrica infelicidad. Ella es infeliz dondequiera que vaya».

Puede que necesites cambiar de negocio, no físicamente sino mentalmente. Sal del negocio de fabricar infelicidad. Deja de fijarte en lo que va mal. Deja de ver los fallos y comienza a ver lo bueno. Comienza a sentirte agradecido por lo que tienes. Aprecia el regalo del presente.

Mantén un canto en tu corazón

Cuando salía de la casa temprano en la mañana recientemente, oí a los pájaros cantar y cantar con mucha fuerza y alegría. Los pajarillos piaban y piaban, y los más grandes formaban una melodía. Era como si estuvieran celebrando una gran fiesta. Yo quería decirles: «Oigan, pájaros, ¿han leído los periódicos últimamente? ¿Vieron la progresión de la Bolsa de valores el año pasado? No deberían estar cantando y disfrutando de la vida. ¿Qué les pasa? Se están comportando como si todo fuese a ir bien».

¿Qué había en aquellos pájaros? Ellos saben un secreto. Saben que su Padre celestial tiene el control. Saben que Dios ha prometido cuidar de ellos, y por eso cada día cantan y disfrutan de la vida a pesar de cuáles sean las circunstancias.

Así es como hay que comenzar cada día. Levántate en la mañana y ten un canto de alabanza en tu corazón. Pon una sonrisa en tu cara. Comienza el día y está decidido a disfrutarlo. El apóstol Pablo escribió: «Estén siempre alegres» (1 Tesalonicenses 5.16, NVI).

¿Por cuánto tiempo hemos de tener un corazón alegre? ¿Por cuánto tiempo hemos de tener una sonrisa en nuestra cara? ¿Mientras la gente nos trate bien? ¿Mientras nos sintamos bien? ¿Mientras la economía vaya bien? No; la Escritura dice: «Estén siempre alegres». Eso significa en los buenos momentos y en los malos momentos, cuando hace sol y cuando llueve.

Levántate en la mañana y ten un canto de alabanza en tu corazón.

Cuando haya nubes negras por encima de tu cabeza y sientas que la vida es deprimente y sombría, recuerda siempre que por encima de esas negras nubes el sol brilla. Puede que no veas el sol en tu vida en este momento, pero eso no significa que no esté ahí. Tan solo está tapado por las oscuras nubes. La buena noticia es que las nubes son temporales; las nubes no estarán ahí para siempre. El sol volverá a brillar en tu vida.

Mientras tanto, mantén tu gozo. Está siempre alegre de corazón. No permitas que unas cuantas nubes oscurezcan tu vida. La lluvia cae sobre justos e injustos. Eso significa que todos afrontamos desengaños, situaciones injustas, pruebas y tentación. Pero has de saber esto: después de la prueba está el ascenso. Al otro lado de cada dificultad hay aumento. Si pasas por la adversidad con una sonrisa en tu cara y un canto en tu corazón, al otro lado habrá una recompensa.

Pero muchas veces nos desalentamos en los momentos difíciles. «Hoy me siento deprimido porque los negocios son lentos»; «Me siento mal porque recibí un informe médico negativo»; «Estoy preocupado por esta situación legal».

La naturaleza humana tiende a volverse negativa en los momentos difíciles; pero la Escritura nos dice que hagamos precisamente lo contrario: «Considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas» (Santiago 1:2, NVI). Eso no parece tener sentido para algunas personas. «¿Quiere decir que hemos de estar gozosos y alegres en medio de los momentos duros?», preguntan. Sí, correcto; porque cuando pierdes tu gozo, pierdes tu fortaleza.

Necesitas tu fortaleza más que nunca en los momentos difíciles, y tu fortaleza depende de tu gozo. Cuando te estás enfrentando a una crisis económica, cuando estás tratando una enfermedad, cuando experimentas una ruptura en una relación, o cuando estás educando a un hijo rebelde, necesitas tu fortaleza. Si atraviesas esos desafíos sintiéndote negativo, amargado y desalentado, no tendrás la vitalidad para permanecer fuerte y luchar la buena batalla de la fe.

Puedes mantener tu gozo sabiendo que al otro lado de cada prueba hay ascenso. Al otro lado de cada revés hay oportunidad. Al otro lado de cada ofensa hay crecimiento. Las dificultades que afrontes ahora no están ahí para derrotarte; están ahí para incrementarte.

Tan solo sigue recordándote a ti mismo: Aunque esto sea difícil, aunque no lo entienda, aunque no sea justo, mantendré una buena actitud y permaneceré lleno de gozo, sabiendo que esto no me entorpece sino que me prepara para que Dios me saque al otro lado de esto en una posición aún mejor.

La clave para manejar la adversidad

Si te quejas, te quedarás; te mantendrás en ese punto. Si te vuelves negativo y amargado en la vida, no pasarás la prueba. Había ascenso; había oportunidad para un nuevo crecimiento, pero debido a que no lo consideraste como gozo, lo perdiste. La buena noticia es esta: Dios te dará otra oportunidad. Él aún puede llevarte donde tienes que estar. Por ejemplo, cuando alguien te ofenda, tu actitud debería ser: No me molestaré. Lo consideraré como gozo. Sé que esto es sencillamente una prueba, y al otro lado de este desafío seré ascendido.

Cuando los negocios sean lentos, en lugar de protestar y quejarte considéralo un gozo. Di para ti mismo: Esto también pasará. Sé que Dios está supliendo todas mis necesidades. O cuando te enfrentes al desengaño, tus emociones negativas te dirán que te abatas y te desalientes. Sentirás que la autocompasión intenta establecerse; pero en lugar de someterte a esas emociones negativas, aliéntate a ti mismo: Levántate. Sé fuerte. Me esperan días buenos.

Así es como atraviesas la prueba. Así es como lo cuentas todo como gozo.

Genre:

On Sale
Apr 17, 2012
Page Count
384 pages
Publisher
FaithWords
ISBN-13
9781455523160

Joel Osteen

About the Author

JOEL OSTEEN is a New York Times bestselling author and the senior pastor of Lakewood Church in Houston, Texas. Millions connect daily with his inspirational messages through television, podcasts, Joel Osteen Radio on Sirius XM, and global digital platforms. To learn more, visit his website at JoelOsteen.com.

Learn more about this author